El subte no viene, y me mirás. Me mirás queriendo sin querer, alguna fuerza maneja tus ojos y los deja en los míos, que reciben esa pequeña descarga y se esconden, después de los tuyos, en busca de cualquier objeto inerte. Te miro, espero, y volvés a mirar, con semblante dolido, toda una estética construida para ese pequeño mirarnos. Y nos miramos porque sabemos que nada va a pasar. Insistís, y ya va llegando el subte, entonces me aproximo a vos, calculo la puerta que vas a elegir, y me mando atrás tuyo. Yo sé que te gustó la jugada, es claro que prestaste atención a mi forzado movimiento. Pero dentro del vagón nos tapa la gente, sólo puedo observar tu pelo, que vuela de a momentos, presa del ventilador y la extática. Entonces volteás, también querés mirar, seguís esperando algo de mí, algo que no te voy a dar. Ves en mi al gato entre todos los ratones, yo en vos veo tantas cosas, tantas ideas se me ocurren, pero nada va a pasar, porque esta tanta gente teje la tela que nos separa. La fatalidad de las ciudades, la soledad difusa, la ambivalencia de las soledades nos hacen más solos todavía. El subte para y mirás, como cuidando que no me baje, como rezando que espere hasta tu estación. Como sé que nunca te lo voy a decir, como sé que nunca más te voy a cruzar, lo pongo acá: me encantás, no te conozco y casi te amo. Otra vez la electricidad, otra vez los ojos se empujan, ahora ganás vos, el que evadió en esta fui yo, pero seguís intentando con el reojo que llego a adivinar con mi reojo. Me acerco a la puerta porque bajo en la próxima, y veo que te apurás para pegar tu brazo izquierdo a mi derecho. Llevás una remera empaquetada en la mano, ahora la veo, también veo tus ojos celestes que no había visto. Pero sostenemos el trato, ni una palabra, todo seña silenciosa, adivinación, telepatía urbana. Y el subte se detiene, bajamos, otra vez somos dos desconocidos que nunca se llamaron la atención, otra vez toda esa gente para nada en el medio de lo que tendría que pasar y no pasa. Voy detrás tuyo, ojalá que salgas a la calle por donde yo voy a salir, pero no, hacés combinación con el C, se ve. Y te vas alejando, muy lindo caminar, y ya no te puedo ver, ya te taparon. Yo no estoy apurado, pero no te voy a seguir, porque sé que no voy a poder decirte nada. Lo pongo acá: me diste muchas ganas de amar.
Labels: urbe ubres