Escupiendo la sopa

Wednesday, October 04, 2006

Domingo


El domingo es triste por tradición, por ley. En la Constitución Nacional debe haber algún artículo que lo ratifique. Es una zona liberada, entre el final del descanso, y el recomienzo de la rutina.
Hace más de cinco años, mucha gente elige este día para dirigirse al supermercado. Algunos por comodidad y disposición de tiempo, otros, la gran mayoría, motivados por las ficticias ofertas que dibujan los carteles.
El domingo gris queda detrás de las compuertas de cristal que se abren automáticamente al detectar nuestra cercanía. Un ruido de cajas registradoras, teclados, changos que se chocan, murmullo familiar se dispara entra las góndolas colmadas de productos de una diversidad excesiva.
Un pequeño laberinto con una única salida, la caja. El tráfico de jaulas con ruedas que entorpece la marcha de los consumidores, las mujeres que van tachando una lista imaginaria de necesidades al colocar alimentos en los carros. Cajeras que conversan con repositores para hacer el rato menos agobiante.
Padres que se pierden en la vendimia de los anaqueles, otros que sin dudarlo, de manera adusta, cazan un cartón y siguen su marcha.
Mujeres que se encuentran luego de años, o sólo una semana y se comparan los hijos, inventan noticias, relojean sus siluetas.
Uno de los más claros ejemplos de la explotación capitalista está impreso, como si fuesen billetes, en los rostros de esos chicos que limpian, barren, quitan y ponen, y visten el uniforme oficial de la empresa.
Luces que empalidecen las facciones, y refractan en los cajones de verduras, o los vidrios fríos de la heladera de las carnes.
Pescados muertos apilados en la nieve, con los ojos inertes y gelatinosos, inmóviles y bobos, que miran y no miran, que dan ganas de tocarlos.
Colas para envíos, otras de menos de 10 productos, otras cerradas.
Alarmas que rara vez funcionan.
Mientras, afuera, se diluye el domingo, entre nostalgias y las extensas sobremesas.
La soledad de los que compran, la soledad de los que pasean, la misma soledad para todos, acumulativa con el encaje de cuerpos, precursora de la servidumbre generalizada.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home