Escupiendo la sopa

Wednesday, November 22, 2006

Querer pensar como se quiere


Cómo uno, por más que no quiera, termina enterándose de las cosas que parecen ser importantes. Es curiosa la imposibilidad de hacer oídos sordos, la horizontalidad que ha alcanzado la realidad inventada por los medios de comunicación.
Me ha sucedido de estar meditando o pensando apresurado por la calle, y de pronto encontrarme cavilando sobre temas en lo cuales no me interesa derrochar pensamiento. Son claras manchas del exterior en la vida psíquica y mental individual.
Es notable lo que se ha logrado. No sólo entretienen a la gente que disfruta estar entretenida, sino que además, a través de medios comunicativos consiguen colarse en la subjetividad de quienes no desean ese burdo entretenimiento. Mediante el boca en boca de la misma población, se apoderan finalmente del tiempo. Porque por más que yo, como ya dije, intente hacer oídos sordos, siempre hay noticias o sucesos que se involucran en mi proceso racional, y que funcionan como marcas en la línea temporal que nos construyen y por la cual caminamos.
El tiempo está siendo dictado por una selección de acontecimientos que tal vez no tengan ninguna importancia en nuestro proceso personal del tiempo, y a causa de esa digresión, de esas interferencias, nuestro propio tiempo vital se ve empañado por la tumultuosa realidad que se nos presenta, y de la que -éste argumento intenta decirlo- no hay escapatoria total.
El encontrarme de golpe y porrazo pensando en algo que apareció ahí sin el consentimiento propio, o el relacionar ese pensamiento que fue introducido sin consentimiento personal en nuestra psiquis con cualquier situación que presenciamos, o también, el remitir a alguna información que tal vez no tenga nada que hacer en esa construcción de pensamiento, obviamente es una interferencia que problematiza, y diagrama calladamente un estandar de subjetividad.
O sea que, no alcanza sólo con realizar una lectura alejada de la realidad que nos presentan como tal, sino que además, debo encargarme de sustraer cualquier signo eminente de estupidez que aparece por sí solo en el proceso de pensamiento, para luego sí, retomar con la meditación conciente.
Además de los regímenes disciplinarios que se ven debilitados pero continúan participando de la construcción de subjetividad, y las estrategias de control que inscriben un entramado social sin individuos, hay contaminantes que parecen más joviales, o superficiales, pero que influyen y mucho, y construyen un universo de pensamiento cada vez más estrecho, hasta a veces sin espacio como para permitir su gestación.
Siempre me han dicho que por más que uno no pueda decir lo que desea, nadie puede prohibirle a uno pensar lo que quiera. ¿Pero qué sucede cuando lo que pensamos no es del todo lo que nosotros queremos pensar? O aún peor, cuando eso que no es lo que realmente queremos pensar, lo interpretamos con la validez de una operación intencionada.
Es claro que pensar "es todo un trabajo", un oficio no sólo de creación sino también de decantación, y si no encontramos la forma de producir y reproducir espacios en los cuales podamos construir pensamiento (política, arte, filosofía, etc.) fuera de lo que nos quieren hacer creer que es pensar, pronto dejaremos de pensar como realmente queremos.





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3 Comments:

Blogger Agustín Jerónimo Valle said...

En cuantas imagenes impropias gasta electricidad nuestro cerebro...

El otro dia pensaba que hay un punto en que nuestro cerebro forma parte de la misma red material que arma el gran cablerio de la ciudad: son los mismos datos en distinta corporizacion, que van entubados por debajo de la tierra, a traves dle aire, por cables colgados, y luego por tus neuronas, por tu voz.

Pensar quiza sea hacer que lo que pasa por vos pase de la manera que vos le das. Cuanto mas facil es con amigos. Complotados para cuidarnos.

12:24 PM  
Blogger Patricio Diego Suárez said...

La idea de un complot para pensar es la clave. La idea de un tiempo fuera del tiempo de los cables y tubos.

10:09 AM  
Blogger Patricio Diego Suárez said...

En la Tv: hasta los mismos programas de televisión que proponen otro discurso, trabajan en base a lo que hace de la televisión la mierda que es. O sea, la mierda de Tinelli, termina colándose en el espectador de Televisión Registrada, sin que este quiera verlo(puede cambiar de canal).

2:10 PM  

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